martes, 7 de julio de 2020

Campaña "Di no a la violencia obstétrica"

Cada día hay más mujeres en todo el mundo optan por el parto en casa, con todos los riesgos que ello conlleva. En la toma de esta decisión tiene mucho que ver la violencia obstétrica que sufren las mujeres cada vez que acuden a un centro hospitalario para sus revisiones periódicas o en el momento del parto. Las maniobras y protocolos que se les practican a las mujeres embarazadas fueron diseñadas por hombres que no tuvieron en cuenta las necesidades de las mujeres en el momento el parto; ya partiendo desde la posición en la que se pone a la mujer para dar a luz, la cual está pensada para la comodidad del personal sanitario y no de la propia parturienta, hasta el momento en que se le da de alta y regresa a su domicilio a la mujer no se le permite ningún tipo de decisión que se salga fuera de los protocolos establecidos, es lo que se llama violencia obstétrica. Si queremos que la mujer se sienta en un plano de igualdad con el personal sanitario se le debería dejar tomar sus propias decisiones, como:

¿Quiero poder pasear durante las contracciones? ¿Quiero dar a luz en el potro o prefiero en una bañera sumergida en agua? ¿Deseo que se me ponga la epidural? ¿Estoy de acuerdo en que se me practique la episiotomía? ¿Quiero el piel con piel? etc.



El objetivo de la campaña sería acabar con la "violencia obstétrica", que la experiencia de la mujer a la hora del parto fuera un recuerdo agradable, un momento en el que se ha tenido en cuenta opinión y se le ha tratado con respeto.

La campaña iría dirigida:
a todo el personal sanitario: ginecólogos, comadronas, enfermeras, pediatras, anestesistas, etc.
a las mujeres en general

Para el personal sanitario la campaña debería incluir formación sobre diferentes protocolos de actuación; charlas ofrecidas por mujeres que han sufrido violencia obstétrica en las que contaran sus experiencias; folletos y cartelería que recordara que cualquier tipo de violencia debe ser erradicada.



La campaña para las mujeres podría ser más amplia, consistiría en ofrecer a las mujeres información sobre que es la violencia obstétrica; los derechos tiene la mujer en el momento del parto; las decisiones que pueden tomar antes, durante y después del  parto; los diferentes protocolos de actuación que se les pueden practicar; las maniobras que jamás deberían practicarles, etc. Esta información se le podría hacer llegar a las mujeres a través de charlas, folletos informativos, documentales, cursos y lo ideal sería que se llegara a que fuera el propio personal sanitario el que ofreciera la información a las mujeres.



No tratemos el cuerpo de la mujer como un simple contenedor de hacer bebes.



domingo, 5 de julio de 2020

¿Que puedo hacer?

En mi centro de trabajo actualmente estamos el mismo número de mujeres y hombres pero lo situación no siempre ha sido así, hasta el mes de diciembre estábamos una mayoría de mujeres bajo la dirección de una Secretaria General (mujer), a raíz de jubilación su cargo lo ha pasado a ocupar un hombre. En líneas generales, no hay diferencias entre nosotros y todos vamos a una.

En cuanto a que puedo hacer yo en materia de igualdad:

En primer lugar, y más importante, recibir formación e información sobre la materia. Durante décadas nos han hecho creer que existe igualdad entre mujeres y hombres, se nos ha hecho creer que no existe el techo de cristal ni la brecha salarial, que no existe violencia de género, etc. pero en el momento que empiezas a recibir en la materia y comienzas a navegar en las cifras (del INE, del Observatorio de la mujer, etc.) tomas conciencia de la realidad, ya que las cifras no engañan, y puedes empezar a trabajar en que esa igualdad sea real y efectiva.

También es interesante que en las AAPP nos esforcemos en utilizar el lenguaje inclusivo y dar ejemplo de si se quiere se puede. Las AAPP juegan un papel muy importante a la hora de ayudar a introducir cambios en la sociedad.

Por otro lado, en cuanto a los compañeros de trabajo las mujeres podemos hacerles ver cuando un comentario o una acción nos hace sentir mal (por ser machista), explicarles lo que sentimos, el porque y como nos gustaría ser tratadas. En este punto me gustaría contar una historia, a modo de ejemplo, que me sucedió a mí, ante esta foto

“American Girl in Italy”, 1951 © Ruth Orkin
“American Girl in Italy”, 1951 © Ruth Orkin

un compañero me hizo un comentario del estilo "a todas las mujeres os gustaría estar en esa situación", yo intente hacerle entender (aunque no sé si lo conseguí) que una situación así nos incomoda a la mayoría de las mujeres, que sintiéndonos observadas por un grupo de hombres nos sentimos acosados... la conversación fue un poco más larga pero no hace falta reproducirla al completo. Lo importante es que los hombres (y mujeres) sepan reconocer sus comportamientos machistas para ir cambiando poco a poco la sociedad.

Y, para finalizar, cuando atendemos a los ciudadanos podemos realizar una escucha activa, repitiendo aquellas frases que consideramos importantes pero utilizando un lenguaje inclusivo.


sábado, 4 de julio de 2020

¡A transversalizar!

Para mí la transversalidad de género supone llevar constantemente esas gafas moradas de forma que, en todo momento, nos planteemos en que medida cualquier acción que realicemos puede afectar o no a las mujeres; que nos estemos preguntando continuamente si no podemos hacer alguna modificación en nuestro sector que le facilite a las mujeres el acceso a los servicios... en definitiva, pensar en la mujer y su integración en todo momento.



En la actualidad yo trabajo en una biblioteca especializada en una ciudad pequeña, por lo que ya partimos de un número bastante reducidos de personas que acceden a nuestras instalaciones. En principio podría parecer que en este ámbito hay pocas cosas que podemos hacer pero si nos paramos a pensar podemos aportar nuestro pequeño granito de arena.

En primer lugar deberíamos llevar un control de los usuarios que utilizan nuestros servicios (tanto los presenciales, como telefónicos o via mail) segregándolo por sexos. De esta manera nos haríamos una idea clara del porcentaje de hombres y mujeres que utilizan las distintas vías de comunicación, así podríamos ver si hay un menor número de mujeres que acceden presencialmente y estudiar el motivo.

En función de los resultados obtenidos se podrían habilitar espacios en los que los investigadores pudieran acudir con sus hijos, salas de estudios en las que hubiera una zona con juegos, libros infantiles, etc. de esta forma se le facilitaría a las mujeres, que siguen siendo mayoritariamente las que se encargan del cuidado de los niños, el poder seguir con su labor investigadora sin tener que romperse la cabeza por con quien dejar a los niños.

Otra forma de visibilizar a la mujer puede ser dar a conocer los libros, estudios, artículos... escritos por mujeres, colocándolos en zonas más visibles, incluyéndolos en las recomendaciones que se hacen quincenalmente, etc.

Otra medida interesante es prescindir del nombre de pila en las fichas catalográficas, nombrar a los autores con la inicial y sus apellidos, de esta forma eliminaríamos los prejuicios que sigue habiendo hacia las mujeres escritoras/investigadoras/historiadoras...

Seguro que existen muchas más acciones que se pueden realizar en las bibliotecas para facilitar a las mujeres el acceso a ellas, he elegido estas porque el coste económico que puede suponer a la institución es mínimo, por no decir nulo.

viernes, 3 de julio de 2020

Anna Kulishova

Durante siglos la medicina no ha tenido en cuenta el cuerpo de la mujer y sus enfermedades, así nos encontramos como en la época victoriana a las mujeres que presentaban síntomas que incluían desfallecimientos, insomnios, retención de fluidos, pesadez abdominal, espasmos musculares, respiración entrecortada, irritabilidad, fuertes dolores de cabeza, pérdida de apetito y tendencia a causar problemas eran diagnosticada de una enfermedad llamada "histeria femenina", cuyo tratamiento consistía en un "masaje pélvico" que desembocaba en lo que denominaban "paroxismo histérico"... o, lo que es lo mismo, a las pacientes, mediante el masaje pélvico, las hacían llegar al orgasmo.

Afortunadamente todo evoluciona y poco a poco se ha comenzado a investigar las enfermedades de las mujeres, esto nos lleva directamente a Anna Kulishova, pero empecemos por el principio.



Anna Kulishova, cuyo nombre real era Anna Moiséyevna Rozenshtein, nació el 9 de enero de 1855 en  Simferópol (Imperio ruso) en el seno de una rica familia de comerciantes judios. En 1871 se inscribe en la Universidad de Zúrich para estudiar filosofía pero por orden del zar tuvo que regresar a Rusia.

En aquella época se casó con el anarquista Piotr Makárevich, su primer marido. El matrimonio se unió a otros jóvenes rusos adeptos a las ideas de Bakunin ("Marcha hacia el pueblo"), trasladándose a vivir al campo con los pobres compartiendo sus miserias. Debido a su actividad pronto fue detenida y desterrada del país, por lo que se traslado de nuevo a Suiza. A su vuelta a Suiza, y con el fin de pasar desapercibida para los agentes zarista, cambia su nombre por el de Anna Kulishova. Anna nunca volvería a su país.

En esta segunda etapa en Suiza Anna conoce Andrea Costa, un anarquista italiano con el que se trasladó a Paris, de donde fueron expulsados en 1878, trasladándose entonces a Italia. Poco tiempo después, en Florencia, Anna fue detenida y acusada de conspira con los anarquista para subvertir el orden establecido. Durante su encarcelamiento Anna contrajo la tuberculosis y artritis.

Cuando la soltaron unos meses después, regreso, de nuevo, a Suiza. Cuando Andrea y ella pudieron volvieron, de nuevo, a Italia clandestinamente, para seguir con su lucha, donde volvió a ser arrestada. Dos años después, ya en libertad, Anna tuvo a su única hija, Andreina, se separó del padre y volvió a Italia.

Con tan solo 27 años Anna, junto con su hija, regresa a Suiza, donde se inscribe en la facultad de medicina. En 1888 se especializó en ginecología, primero en Turín, luego en Padua. Con su tesis descubrió el origen bacteriológico de la sepsis puerperal, descubrimiento que salvaría la vida a millones de mujeres tras el parto. La fiebre puerperal es un proceso infeccioso septicémico grave que afecta a todo el organismo y desencadena una respuesta inflamatoria general, que puede afectar a las mujeres tras un parto o un aborto como al recién nacido. Esta infección era muy habitual en los partos hospitalarios de mediados del siglo XIX por la falta de higiene del personal que los asistía.

Comenzó a ejercer la actividad médica en Milán donde fue conocida como la doctora de los pobres, pues también ejerció la medicina en los barrios pobres de la ciudad.

Otros hitos que podemos nombrar de Anna Kulishova fueron:

- Fue una de las principales exponentes y fundadoras del Partido Socialista Italiano.

- Elaboró una ley de tutela del trabajo infantil y del femenino que fue presentada por el Partido Socialista Italiano al Parlamento de Italia, fue aprobada en 1902 (ley Carcano n.º 242).

- Junto con  la sindicalista Maria Goia formó parte activa de la lucha por la extensión del voto a las mujeres.

- Con su iniciativa se fundó el Comité Socialista por el sufragio femenino en 1911.

Anna, con su lucha, no logro conseguir el voto para las mujeres. Las mujeres italianas no lo consiguieron hasta 1946.

Murió en Milán en 1925.

En su honor en Milán se creó la Fundación Anna Kulishova, que tiene una biblioteca de 35.000 volúmenes y opúsculos donados por Giulio Polotti todos dedicados a la historia del Socialismo, además de una calle en el área de Bisceglie. Bajo los pórticos que dan entrada a la Galleria Vittorio Emanuele hay una placa que recuerda su estancia en Milán, junto con Flippo Turati.





Ciudades: ¿entornos no sexistas?

Cuando tratamos a personas diferentes de una misma manera no estamos generando igualdad si no que estamos acentuando, aún más, la desigualdad existente entre ellas. Aunque nuestro entorno ( desde el lenguaje a la sanidad, pasando por la educación o el ocio) pueda parecer que tiene un enfoque neutral pero si nos ponemos las gafas violetas y miramos a través de ellas enseguida nos podemos dar cuenta que esto no es así. 
Durante años han sido los hombres los que han llevado las riendas de toda la sociedad y en todos los ámbitos, siendo conscientes de ello o no, han introducido su propio. El mundo ha sido de los hombres y han construido todo el entorno teniendo en cuenta solo su punto de vista (podemos encontrarnos ejemplos en todos los ámbitos pero por dar un par de ejemplos podemos nombrar: la medicina, en la que nos encontramos como el catalogo de síntomas de las distintas enfermedades se ha redactado teniendo como modelo al hombre, así nos encontramos que las mujeres que no encajan en esos síntomas tienen una mayor dificultad para detectar ciertas patología; o la educación, seguimos viendo como desde muy pequeños a los niños y niñas se les sigue representando la familia tradicional como la regla general, en la que el padre sale a trabajar mientras que la madre se queda al cuidado de niños y la casa)



En esta tarea a mi me gustaría reflexionar sobre las ciudades y lanzar una pregunta ¿las ciudades son entornos igualitarios? ¿realmente están diseñadas pensando en los diferentes colectivos que en ellas residen? A. Ortiz Guitar en su libro "Hacia una ciudad no sexista" afirma que "el espacio no es neutro, sino más bien un espacio socialmente construido". En las ciudades viven colectivos muy diversos y cada uno con necesidades distintas ¿las ciudades se han diseñado pensando en todos ellos? Podemos afirmar que en la construcción de las ciudades se han ignorado las experiencias y necesidades específicas de las mujeres, estando centrado su diseño pensado para la esfera productiva (pública). Como ya he nombrado anteriormente, el hombre ha desarrollado su actividad en la esfera pública siendo el encargado, entre otras cosas, del diseño de la ciudad las cuales ha creado teniendo en cuenta sus necesidades (las productivas) y olvidando todas esas tareas reproductivas y de cuidado que se le han adjudicado a las mujeres tradicionalmente (esfera privada).
Si damos un paseo por cualquier ciudad podemos observar como encontramos ejemplos en los que apoyarnos para poder afirmar que en la construcción de las ciudades no se ha tenido en cuenta la perspectiva de género. A continuación nombraré algunos de los ejemplos que nos podemos encontrar:

- Los roles de género asignan a la mujer el cuidado de niños y ancianos: Si las ciudades fueran inclusivas
nos encontraríamos con aceras que tuvieran la anchura suficiente para poder pasar por ellas con un carrito de bebe o empujando una silla de ruedas; debería haber ausencia de barreras arquitectónicas, siendo lo deseable que las aceras estuvieran al mismo nivel que la calzada y que en el caso de existir escaleras éstas tuvieran una rampa con la inclinación adecuada. Afortunadamente, cada día más, vemos en algunas ciudades que se está teniendo en cuenta esta esfera reproductiva y de cuidados y se van adaptando a sus necesidades. Sin embargo podemos afirmar que prima la esfera productiva, el hacer las vías más rápidas y amplias para el desplazamiento en coches sigue siendo una prioridad y las mujeres (que siguen siendo en mayor porcentajes las que se encargan de las labores de cuidado) tienen que adaptar sus rutinas a todas esas barreras que se encuentran (aceras estrechas, escalones, coches aparcados taponando los pasos de cebra...)
- Otro ejemplo de que las ciudades no están pensadas teniendo en cuenta a la mujer son los baños públicos. En el diseño de las ciudades no se ha tenido en cuenta que las mujeres pueden quedarse embarazas y tienen unas necesidades especiales durante esa etapa (necesitan ir con más asiduidad al wc). En las ciudades no nos encontramos con los suficientes baños públicos en los que puedan entrar, por lo general hay que acudir a los baños de los bares o de establecimientos públicos.
- Siguiendo con el tema de los wc, también nos encontramos (afortunadamente cada vez menos) con que la zona habilitada para el aseo de los bebes se encuentra en el baño de mujeres, remarcando ese rol reproductivo y de cuidados que se le asigna a la mujer. Cada día hay más padres (y esperemos que el número siga subiendo) que son capaces de compartir de una forma igualitaria estas labores con la mujer por lo que encontrarse con la ausencia de cambiadores en una zona neutra le imposibilita compartir al 100% estas responsabilidades.
- Otro ejemplo que podemos poner está relacionado con la doble carga (profesional y familiar) de las mujeres. Aún sigue siendo muy habitual que la mujer al salir del trabajo vaya a recoger al niño al colegio y de camino a casa compren el pan, la merienda, la cena, etc. Para que esto sea posible es necesario el comercio de proximidad y, desgraciadamente, estamos viendo como día a día las pequeñas tiendas de barrio están desapareciendo por no poder competir con las grandes superficies, que se suelen encontrar alejadas de las zonas residenciales.

Podríamos seguir poniendo ejemplos que pusieran de relieve como las ciudades no son espacios igualitarios; podríamos hablar de la violencia e inseguridad que sufren las mujeres en las ciudades; podríamos nombrar como viven los ancianos la ciudad; podríamos señalar las pocas calles con nombre de mujer que existen y como eso nos invisibiliza; podríamos... pero esto daría para varios post, lo interesante es que cada uno seamos conscientes de las dificultades que ciertos colectivos encuentran en nuestras ciudades y seamos capaces de solicitar a nuestros respectivos Ayuntamientos una solución.




Diseño colaborativo de servicios públicos

 La biblioteca eres tu  El proyecto Mi proyecto estaría relacionado con la biblioteca en la que trabajo. Es una biblioteca especializada en...